Caliente la leche hasta que esté tibia al tacto (entre 40°C y 46°C / 105°F a 115°F), sin que llegue a hervir. Luego, agregue la levadura seca junto con una cucharadita de azúcar blanca. Mezcle suavemente y deje reposar durante 10 a 15 minutos, hasta que la mezcla forme espuma en la superficie.
En un tazón amplio, mezcle la harina, el azúcar y la sal hasta que estén bien distribuidos. Luego, haga un hueco en el centro y vierta ahí la mezcla de levadura ya activada.
Agregue los huevos al tazón y mézclelos con una cuchara de madera o una cuchara resistente, junto con el resto de los ingredientes. Mezcle hasta que todo esté bien integrado.
Divida la mantequilla en tres porciones. Agregue la primera parte a la masa y mezcle durante unos 2 minutos hasta que se integre bien. Repita con las siguientes porciones. Una vez agregada toda la mantequilla, continúe mezclando con las manos dentro del tazón hasta que todos los ingredientes estén completamente incorporados. Aunque la masa se sienta pegajosa al tacto, no se debe agregar mas harina.
Coloque la masa sobre una superficie limpia y comience a amasar durante 5 a 7 minutos, con movimientos firmes pero suaves. Continúe hasta que la masa se sienta lisa, suave y elástica al tacto.
Coloque la masa en un recipiente amplio y limpio. Déjela reposar dentro del horno apagado, colocando un tazón con agua caliente en la rejilla inferior para crear un ambiente cálido y húmedo. Deje que la masa repose durante 1 hora, o hasta que haya duplicado su tamaño.
Saque la masa del horno y desínflela con cuidado dentro del mismo tazón. Dóblela suavemente hacia el centro unas 5 veces, con movimientos delicados. No es necesario volver a amasarla; este paso solo busca liberar el exceso de aire que se acumuló durante el primer levado, sin maltratar la masa.
Estire la masa con un rodillo, comenzando desde el centro hacia afuera, luego desde el centro hacia usted, y finalmente hacia la derecha y hacia la izquierda. Una vez que la masa tenga un grosor de aproximadamente 1 centímetro, corte las donas con un cortador. Procure aprovechar al máximo el espacio para obtener la mayor cantidad posible de piezas en el primer corte.
Coloque las donas, los bites y los círculos del centro sobre papel pergamino y déjelos reposar durante 30 minutos dentro del horno apagado, con un tazón de agua hirviendo en la rejilla inferior. Recuerde dejar espacio entre cada pieza, para que puedan crecer con libertad durante este reposo.
Corte el papel pergamino en cuadros, de manera que cada dona, bite o círculo del centro tenga su propio pedacito de papel. Esto le permitirá manipularlas sin tocarlas directamente con las manos, evitando que se deformen o pierdan el aire que ganaron durante el reposo.
Precaliente el aceite a fuego medio hasta alcanzar 375°F (190°C), en una olla pequeña y profunda. Cuando el aceite esté en temperatura, introduzca las donas con cuidado, una por una.
Una vez que las donas estén en el aceite, cuente hasta 20 segundos por el primer lado, luego dele la vuelta con suavidad y cuente hasta 23 segundos por el segundo lado. La dona debe quedar dorada por fuera, pero sin oscurecerse demasiado.